?Si viviéramos al revés, es decir, si pudiéramos saber cómo va a acabar cada dÃa antes de comenzarlo, podrÃamos ponerle un tÃtulo que fuera adecuado. Como las cosas no son asÃ, nos acostumbramos a afrontar cada dÃa de la misma forma. Y lo que entonces conseguimos, es que cada nuevo dÃa sea nada más que eso: un dÃa. Sólo, un dÃa?.