Arvizu y Galarraga, Fernando de
Petro y Sancia son un matrimonio de colonos del páramo leonés. La mala cosecha que se avecina, así como el aumento del foro que anualmente deben satisfacer al señor de la tierra, les inducen a marchar a León, que acoge a siervos fugitivos que no lleguen a ser reclamados por sus dueños. En la Urbe Regia, aparte de asombrarse por sus dimensiones y por la vida bulliciosa, Petro encuentra trabajo como tonelero y Sancia como panadera. La vida no será fácil para ellos, ya que ambos deben trabajar duro para alquilar un hogar; a ello se añade que Sancia ha tenido varios fracasos en embarazos anteriores, y desea ardientemente que el hijo que nuevamente está en camino llegue a término. Ambos llegan a ser testigos del inicio de la Curia Regia de 1017, así como de las sentencias del llamado Tribunal del Liber, que tiene su sede en León como instancia de apelación. Además, en el transcurso de su vida en la ciudad, Petro descubre un tenebroso secreto, que al principio no sabe cómo afrontar, pero que acaba por gestionar de manera satisfactoria. Éste no dejará de tener influencia en la vida de Sancia. La vida sigue en León su curso inexorable, pero para los protagonistas supondrá un cambio importante, al que tampoco es ajeno el rey Alfonso V, el de los buenos fueros
