«Bueno, intento darle a la gente lo que quiere. Es un trabajo duro.» «Lo que quiere la gente es justo lo que no se cuenta, y yo voy a contarlo.» Asà define George Flack -representante de la prensa, «la gran institución de nuestro tiempo»- su profesión, y el papel que está determinado a desempeñar en ella. Frente a Flack, un elocuente cazador de lo que hoy llamarÃamos noticias del corazón, se alza un cuadro internacional tÃpicamente jamesiano: un rico viudo norteamericano alojado en un hotel de ParÃs con sus dos hijas, una de ellas prometida a un joven de una familia también norteamericana, pero ya tan afrancesada que «el sentido de la familia no era entre ellos una tiranÃa sino una religión».
