Esta correspondencia da testimonio del encuentro fructÃfero y finalmente trágico de dos hombres extraordinarios. Tanto Sigmund Freud como C. G. Jung obtuvieron de su amistad y del amargo final de la misma importantes impulsos para su obra posterior. Las cartas que intercambiaron entre 1906 y 1913 revelan las complicadas relaciones entre ambos amigos, tan distintos entre sà pero que tan intensamente se sintieron atraÃdos el uno por el otro. Su diálogo, aparte de mover a la interpretación analÃtica, constituye sobre todo un documento imprescindible para conocer los orÃgenes y el desarrollo del movimiento psicoanalÃtico. Al constante ir y venir de ideas y de novedades sobre la especialidad contenido en estas cartas, se suman noticias, a veces muy personales, y juicios mordaces y humorÃsticos sobre sus contemporáneos, tanto crÃticos como adeptos.
