La autora visita un colegio y conoce a Isabel, una joven que le pide un autógrafo. Luego, una tarde de verano frente al mar, vuelve a encontrarse con ella. La muchacha lleva una antigua caja de polvorones en la que ha guardado sus más íntimos secretos, entre ellos el autógrafo de la escritora. Isabel cuenta lo que significa para ella cada objeto: una moneda, una cartulina con una poesía, una rosquilla dura, una llave, unas gafas rotas y una carta sin abrir. La carta es de su padre. Los padres de Isabel están separados y ella vive con su madre. Su padre siempre le manda cartas diciéndole que va a ir a verla, y luego, cancelando la visita. Así que decide no abrir esa carta para no llevarse otra desilusión. Al final, la autora consigue que la abra. En esa carta, él anuncia una visita a su hija para el día siguiente. La niña sale corriendo a su casa a preparar la tan esperada visita. Pero antes, se despide de la escritora, que en pocas horas, ha pasado a ser una de las mejores amigas de la niña.
