«Anthia contuvo la respiración. Estaba nerviosa. El parto de su amiga Dorema se complicaba». Asà comienza este relato de la vida de una mujer grecorromana del siglo I en la populosa ciudad de Éfeso. A lo largo de una semana, el lector es invitado a acompañar a esta mujer de clase baja por las callejuelas y plazas, por los baños y mercados de la capital de la provincia romana de Asia. Pero ser mujer en la Antigüedad, al igual que niño, anciano o esclavo, era una profesión de alto riesgo. Las malas condiciones laborales, el hacinamiento en las casas, la deficiente higiene y la alimentación precaria complicaban de tal modo la vida que sólo las divinidades aparecÃan como asideros para conservar la esperanza. En la ciudad de Éfeso, cuya envidiada prosperidad tenÃa como pilares el lucrativo templo de Artemisa, los negocios que propiciaba su puerto en el mar Mediterráneo y la protección de Roma, nada hacÃa suponer que el sereno discurrir de sus dÃas y la estabilidad social iban a verse alterados por un nuevo grupo venido de Oriente. Holly Beers es profesora de estudios religiosos en el Westmont College de Santa Bárbara, California.