Siempre estarás oliendo en mÃ.... Gilberto Owen CASIDA DEL NEGRO PERFUME En este jabón que me dejaste siempre olerás en mÃ. Lo conjuré el instante en que el mundo era territorio mayor de nuestras ansias. Aspirarlo entonces me adentró en las entrañas de una selva mojada donde el verde era más hondo y negro que tu nombre, más alto que el alfa y la beta de los ciegos. Me despierta en la noche la asfixia de esa patria tuya donde siempre llueve. Entonces me abraso en tu perfume, aunque nunca volvieras a abrazarme. Tu voz del otro lado del Océano en todos los idiomas me decÃa: 'Búscame debajo de las piedras, hasta que tus pulmones se inflamen en todos mis azules. Te hago entrega de mi alma ¿En qué paso de sombras la perdiste? Para traerla de regreso, taladra con tu lengua mis oÃdos, levanta una mezquita en tres segundos, deja que la devaste el vendaval. Hazme de nuevo virgen en cada embestida del animal prodigioso que despierto, ángel que entre mis piernas te sonaba.'
