Guillermo de Humboldt, filólogo y gran humanista alemán, llegó a proclamar que una lengua era el esp¡ritu del pueblo que la habla. No consideraba sólo que cada lengua expresara o reflejara dicho esp¡ritu popular, sino que era la viva encarnación del mismo. Si acogemos esta definición como un feliz hallazgo, de ah¡ se derivar¡a que la lengua japonesa es el esp¡ritu del pueblo japonés.As¡, si el pueblo japonés es ceremonioso en el trato, eso mismo ocurre con su lengua, donde existen varios niveles de cortes¡a para decir una misma cosa. Si los japoneses son amantes de la naturaleza desde su infancia, la lengua japonesa tiene numerosas palabras para la lluvia, los vientos, la alternancia de las estaciones climáticas. Si la cultura japonesa convierte muchas actividades en arte como la ceremonia del té, el arreglo floral, el tiro con arco es porque a su vez la lengua japonesa vive en simbiosis permanente con el arte.Existe un tópico entre nosotros los occidentales, según el cual la lengua japonesa es muy dif¡cil. Y nos resulta dif¡cil al compararla con nuestra propia lengua, que es la que nos parece normal. Yo dir
