Gran Bretaña 1938. Para la jovencÃsima Rose Blake, Wimbledon es el lugar de sus sueños, allà donde pueden cumplirse. Sin embargo, no es el momento: sus padres esperan de ella que se convierta en una buena esposa, no en una tenista profesional, y suelen salirse con la suya. Para Henry Evans, Wimbledon es el lugar en que más cerca llegó a estar de Rose. Porque ambos adolescentes pertenecÃan a mundos distintos: ella era la hija de una familia rica, sabÃa tocar el piano y estudiaba francés. Él, cuya madre murió prematuramente, formaba parte del servicio y vivÃa en la propiedad por el único motivo de que su padre era el jardinero de la finca. Sin embargo, la vida les unió: él fue su recogepelotas y ella le enseñó a jugar al tenis. Se hicieron amigos, se enamoraron Hasta que la guerra los separó. Y él siguió su destino: ser el jardinero de Wimbledon durante cincuenta años, mientras esperaba que ella, algún dÃa, regresara.