Pérez Alencart, Alfredo (1962- )
Cuando no pinto, leo. Devoro libros porque alimentan mi imaginación; sobre todo libros de poes¡a: haikus japoneses, Juan de la Cruz, CernudaÂà En mi estudio Âûlleno de cuadros y librosÂû mancho poemas con colores que acaban siendo soporte de pinturas. Encontré mi medio de expresión en el Sumi-e y de la mano de mi maestro Kousei Takenaka. Aprend¡ que es más importante el proceso que la meta. Y llegué a la conclusión que la pintura china y japonesa son lo mismo que la pintura de Velazquez: no hay diferencia. Las modas no son determinantes. Busco vivir Pintura, respirar Pintura, Ser Pintura.
A. P. ALENCART
(Puerueruerto Malaldonado, Pererú, 1962)
Callar para aprender: ésa es la actitud del poeta que luego invoca y da testimonio al rojo vivo. Ver las vigas en su propio ojo: as¡ el sentimiento de quien no se enreda en largos murmullos. Hace a?os Âûcuando mi hermana y mis sobrinos tuvieron que vivir en JapónÂû me acerqué a un lejano surtidor (Oriente) y emprend¡ este viaje ¡ntimo, de préstamos (sin mimetismos) y donaciones (sin vanagloria). La ra¡z de mi peque?o jard¡n es el haiku, pero la órbita es libérrima: as¡ lleno la copa con savias que se vuelven pura combustión en el corazón del ser humano, imán primero y último de mi prensada poes¡a.