Claretta Petacci, la amante de Benito Mussolini, transcribÃa cada dÃa en su diario las conversaciones que mantenÃa con el Duce, en que éste le contaba sus intimidades, recordaba su vida o la ponÃa al corriente de los acontecimientos polÃticos: la guerra de España (y su indignación contra ?el idiota de Franco?), la persecución de los judÃos, el pacto de Munich... El comprometedor contenido polÃtico de estos diarios explica que el gobierno italiano los mantenga todavÃa en secreto y que sólo haya autorizado la publicación de esta primera parte. Pero lo que los hace excepcionales es su calidad de documento humano en que un dictador se muestra sin disfraz alguno, con sus frustraciones, sus miserias, sus aspiraciones de grandeza y hasta con sus obsesiones sexuales, en unas confidencias que fueron hechas sin pensar que algún dÃa podrÃan llegar a ver la luz pública. Esta mezcla de experiencias vividas y sueños imperiales nos ayuda a entender mejor lo que fue realmente el tinglado de retórica y cartón piedra del fascismo italiano.